Una tarde ya para cerrar la puerta del cementerio, el velador dio un recorrido para avisarles que ya cerraría, la gente empezó a salir y en una tumba muy abandonada miró a una viejecita de rebozo y un vestido largo ya muy viejo con un bastón, tratando de abrir el cancel donde meten las veladoras a sus muertitos, el velador llegó y le preguntó: -Buenas tardes, señora, ¿qué está haciendo? Ya es tarde voy a cerrar el panteón. La viejita le contestó: -Tienen mucho que no visitan a este familiar, no tiene veladora, está a oscuras, quiero prenderle una veladora, pero no tengo cerillos, ¿no tendrá uno que me preste, buen hombre? Por supuesto que sí, pero están en mi cuartito donde me quedo a velar, los olvidé allí, si gusta démela para ir a prenderla, pero antes dígame ¿porqué la dejaron venir sola? ¿Cómo se llama? Bueno es que ya tiene mucho tiempo que no visitan está tumba, mire cómo está abandonada, necesita una limpiadita. Me llamo Hilaria Rojas y mis hijas quedaron de ven...